TERRACOTAS

Los suelos de terracota nos transportan a ambientes tradicionales y rústicos. Su textura y color rojizo natural, imprimen un carácter especial en las estancias.

Los suelos de terracota se ven habitualmente en casa de campo, aunque también se utiliza para terrazas, patios y jardines. El barro cocido, con el que se fabrican estas baldosas, procede de la arcilla, que se trabaja y cuece a temperaturas bajas.

Generalmente los suelos de terracota se escogen por su color rojizo característico, aunque en el mercado podemos encontrar pavimentos de terracota esmaltadas o loza. Es habitual también instalar estos dos tipos de terracota combinados, en composiciones geométricas o alternando figuras esmaltadas con las rojizas natural.

Sea cual sea la opción que se escoja, la terracota imprime personalidad a cualquier espacio. La arcilla es un material natural que combina a la perfección con la madera. De ahí que sea unos de los suelos preferidos en ambientes rurales.

Un material muy elegante pero sensible

Si deseas dar calidez, un aire tradicional y rústico a un espacio, la terracota es una opción muy bella y elegante. Se encuentran en el mercado losas con formas variadas, y diferentes tonos y acabados, entre los que reina el tradicional rojizo.

Pero pese a la belleza de este material, hay que tener en cuenta que es un suelo que requiere mantenimiento y cuidados especiales.

La arcilla es un material muy sensible a la humedad: su porosidad hace que absorba los líquidos con rapidez, y a la vez pierde humedad fácilmente. Lo primero hace estos suelos muy sensibles a las manchas de líquidos. Lo segundo provoca que se desgaste y pierda resistencia el revestimiento.

Pero, como siempre, existe solución para casi todo. Y en este caso, en el mercado encontraremos tratamientos que podemos aplicar a los suelos de terracota, que permitirán alargar su belleza muchos años.

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